viernes, 31 de diciembre de 2010

Hoy es Noche vieja


Autor: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net

Deseo dormir en paz la última noche del año y despertar con el alma renovada para emprender la nueva jornada de este año que comienza.

Se fue un año más.

Al final del año es conveniente hacer un balance de los 365 días, para ver qué se hizo con ese año de vida. Conviene también saldar todas las deudas que se tienen con Dios y con los demás.

Quiero asomarme a la ventana de mi casa y mirar hacia atrás, hacia ese largo camino que he recorrido durante todo el año.

Si algo puedo ver, es que cada día de ese año transcurrido estuvo lleno del amor de Dios. Estoy en deuda con Él; por eso mi primera palabra al final del año es: ¡Gracias!.

Pero, al lado de tantas bondades de ese Dios, está la triste historia de la ingratitud y la mediocridad para con ese gran amigo. Por eso la segunda palabra tiene que ser: “¡Perdóname todos los errores, todas las mediocridades!. ¡Yo sé que me perdonas!”

Pero hay una tercera palabra que quiero decir: “Te pido un gran año para hacer con el una gran tarea, ayúdame a que este año que empieza sea mejor, que valga la pena vivir. Conviértelo en un gran año. Que aquello de “próspero año nuevo” no se quede en una ironía, sino en una verdad.

También quiero, al final del año, saldar cuentas con mi prójimo, quiero sacar de mi espíritu, arrancar, tirar todos los rencores, odios, resentimientos hacia mis hermanos. Quiero terminar el año bien con todos. Quiero poder decir que no tengo malos sentimientos hacia ningún ser humano.

Es hora de pedir perdón a todos los que en el camino he herido, molestado, desairado. A los que tenían derecho a esperar una respuesta y no se la di, a los que necesitaban una palabra de aliento y me quedé con ella. A los que encontré tirados en el camino de la vida, desesperados, tristes, vacíos de Dios y de ilusión, y pasé de largo porque tenía mucha prisa. Quiero pedirles perdón.

Deseo dormir en paz la última noche del año y despertar con el alma renovada para emprender la nueva jornada de este año que comienza.

Es importante recordar que este año será lo que cada uno haga con él. ¿Será el mejor o será el peor? ¿Será uno de tantos, ni bueno ni malo, sino todo lo contrario? De cada uno de nosotros depende.

Dios que te da ese año nuevo es el que más ardientemente te dice: ¡FELIZ AÑO!

Al Dios que me dio la vida, ¡gracias!.
Al Dios de mis días felices, ¡gracias!.
Al Amor de mis amores, ¡gracias!.
Puesto que al final de la vida me examinarán del amor, perdóname por no haber amado lo suficiente, y concédeme morir de amor.

domingo, 26 de diciembre de 2010

QUÉ SIGNIFICA FELIZ NAVIDAD


Autor: Monseñor José Ignacio Munilla Aguirre | Fuente: www.enticonfio.org

Por regla general, tenemos la costumbre de felicitarnos cuando las cosas nos han salido “redondas”: Se felicita al político cuando gana las elecciones. Se felicita al alumno que ha sido el primero de la clase. Se felicita a los agraciados en la lotería...

Ciertamente, no es ése el sentido en el que la tradición cristiana ha felicitado las Navidades. Los cristianos hemos aprendido de Jesucristo, que la felicidad no es sinónimo de éxito o de triunfo, y ni tan siquiera de ausencia de sufrimiento. Frente a quienes piensan que la felicidad sólo será posible cuando la cruz haya desaparecido del horizonte de nuestra existencia, la Natividad de Jesús, su infancia, su vida pública y su Pasión y Resurrección, nos enseñan que la felicidad encierra un misterio...

Felicidad en el abajamiento: Para acercarnos adecuadamente al misterio de la Navidad, es necesario conocerla no sólo desde nuestra perspectiva humana, sino asomarnos también a la divina. Lo que para nosotros es la fiesta de la Navidad -Dios con nosotros-, al mismo tiempo es también el misterio del abajamiento, el despojamiento y la humillación de Dios, quien “a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos”. (Flp 2, 6-7).

El misterio de Belén es gozo y alegría, envuelto en la Cruz: el emperador ordena la realización de un censo, para dominar mejor y expoliar más a sus súbditos. José vive la humillación de no poder encontrar quien les reciba en su ciudad natal. La cuna del Mesías de Israel, resulta ser el pesebre de unos animales. La Sagrada Familia se ve obligada a huir y a refugiarse en Egipto, escapando de la persecución de Herodes... “Vino a su casa, y los suyos no le recibieron” (Jn 1, 11). Pero a pesar de todo ello, el Cielo también estaba de fiesta, y se “felicitaba”: “Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes Él se complace»”. (Lc 2, 13-14)

En uno de los himnos de la liturgia navideña la Iglesia expresa así esa “felicidad misteriosa”:

“Ver llorar a la Alegría,
ver tan pobre a la Riqueza,
ver tan baja a la Grandeza
... y ver que Dios lo quería”

Felicidad y pobreza de espíritu: Kierkegaard, filósofo y teólogo danés del siglo XIX, decía que "la puerta de la felicidad se abre hacia adentro y que hay que retirarse para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más".

En un sentido similar, decía Tolstoi que "el secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer lo que se hace". Por ello, el Salmo 130 nos invita a descubrir la felicidad en el abandono confiado en las manos de Dios: “Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros; no pretendo grandezas que superan mi capacidad; sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. Espero Israel en el Señor, ahora y por siempre”. Frente a quienes piensan que la fórmula para alcanzar la felicidad consiste en poseerlo todo, Jesús nos ha enseñado que el secreto está en desear poco, o mejor dicho, en desear sólo al Todo.

Paradójicamente, la felicidad exige el precio del olvido de uno mismo: “Quien busque su vida la perderá, pero quien pierda su vida por mí la encontrará” (Mt 10, 39). El secreto de la felicidad es la caridad: ser feliz haciendo felices a los demás, ya que la felicidad no es auténtica hasta que es compartida.

El Dios de todo poder se hizo niño, pidamos a María, su madre, que nos enseñe a llevarlo y a mostrarlo. GLORIA A DIOS. AMÉN . ALELUYA.(Dalia)

domingo, 19 de diciembre de 2010

Llevame al lugar Santísimo

Y como decía el lema del retiro "Hemos contemplado la Gloria de Dios".....!LA HEMOS CONTEMPLADO! Como resumen de este retiro decir que sólo puedo arrodillarme ante la grandeza de Dios.
Gracias a los hermanos que se ocuparon de la guardería para que los niños también disfrutaran, gracias por ofrecer su tiempo con una sonrisa.



ENSEÑANZAS DEL RETIRO

aquí dejo las dos enseñanzas del retiro del pasado sábado, la primera no esá completa, cosas de la tecnología y la segunda al ser de una hora de duración hay que descagarla en el ordenador para poder oirla. Espero que las disfruteis.

primera enseñanza 18-12-10


segunda enseñanza 18-12-10
pincha en el enlace (letritas verdes) y luego en

tengo hambre de ti, jesus adrian romero

martes, 14 de diciembre de 2010

II RETIRO

Queridos hermanos, estais invitados este sábado 18 de diciembre a un retiro bajo el lema "Hemos contemplado la gloria de Dios" Juan I, 14.

Os esperamos a las 9.30 en la Parroquia de San  Juan de Ávila. Comenzaremos con la alabanza y a continuación tendremos la primera enseñanza que nos  dará nuestra hermana Inma, que viene de Madrid y por experiencia de otros retiros ya conocemos su unción y cómo a través de sus enseñanzas hemos recibido un crecimiento interior.

Despues tomaremos un café para proseguir con la segunda enseñanza.
Al mediodía extenderemos los manteles para compartir la comida que cada uno lleva, si alguien no puede llevar nada que no se preocupe: compartimos.
Continuaremos con adoración al Señor y como broche final tendremos Eucaristía.

El Señor te espera !ven y verás!

miércoles, 27 de octubre de 2010

Todo es de mi Cristo, con Él y para Él.
A Él sea la gloria, a Él sea la gloria
por siempre, Amén.